Hay algo que no puede ser, y sin embargo lucha
- Nicolás La Rocca
- 27 may 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 24 jun 2019
Por @nicolarocca___
La Copa América 2019, que se disputará en junio en Brasil, será el marco perfecto para descubrir nuevos equipos, nuevos esquemas, algunas que potencian a ser revelación y hasta nuevos nombres en los planteles de las diferentes selecciones. Pero hay una que no modificaría mucho su identidad de juego, y mucho menos negociará su garra charrúa: la selección uruguaya va en busca de su décimo sexta estrella.


Uruguay es un país con tan solo tres millones y medio de habitantes, número equivalente a la cantidad que habita la capital de Argentina, la ciudad de Buenos Aires. El fútbol uruguayo, específicamente las ligas locales, son de muy bajo nivel en relación con sus países vecinos: entre los dos más ganadores, que son Peñarol (143) y Nacional (155), acumulan 298 títulos a lo largo de la historia, y el que les sigue que es Defensor Sporting solo obtuvo 22. Exceptuando a los dos más grandes de este fútbol, cualquiera de los demás podría competir tranquilamente en el ascenso argentino o brasilero.
Sin embargo, la selección ganó dos Mundiales, dos medallas de oro olímpicas y 15 Copa América siendo el máximo ganador de esta competición, y como si fuera poco, fue y es un país que se cansó de producir excelentes jugadores de fútbol cualquiera fuese la época: desde los Héctor Scarone, Juan Alberto Shiaffino, Alcides Gigghia hasta los Enzo Francescoli, Álvaro Recoba, Diego Forlán, Edinson Cavani y Luis Suárez los uruguayos son protagonistas del potrero sudamericano, Argentina.


En esta edición, muchas selecciones llegan renovadas de jugadores con mucha hambre de gloria. Los orientales no escapan de eso porque el recambio generacional se está dando una vez más, pero como siempre será de la mano de Oscar Washington Tabárez, El Maestro. Podrá cambiar los nombres, pero la identidad de juego no varía, y la garra y “los huevos” no se negocian en la Celeste. Tabárez estará a cargo de la conducción técnica en el certamen continental por sexta vez, y tanto él como algunos de los jugadores que pisarán los estadios brasileros ya se conocieron con la copa en 2011, tras ganarla en el Estadio Monumental de River Plate y con la cual superaron a su eterno rival rioplatense como máximo conquistador.

No es novedad afirmar que Uruguay es candidata al título, aunque muchos críticos analicen que no despliegan un gran fútbol. Puede que sea verdad, en los últimos años a nivel táctico no estuvo tan firme como algunas otras, pero casi siempre gana, y siempre saca energías de donde no las hay. “No se sabe de la entrega y el esfuerzo para poder triunfar en el fútbol siendo tan pocas personas. Nosotros (los uruguayos) sentimos de otra manera”, declaraba Suárez, el goleador histórico con 55 goles, en la previa a los cuartos de final del Mundial de Rusia 2018 ante Francia.

Uruguay siempre será candidato justamente por ello, por el esfuerzo, vulgarmente conocida como la Garra Charrúa, que se debe al homenaje a la civilización amerindia que habitaba la Banda Oriental y la zona de la Mesopotamia a los alrededores del Río de la Plata, de la que hay registros de que sufrieron los ataques de los colonizadores españoles entre los siglos XVI y XVIII y fue uno de los pueblos aborígenes que más resistió aquellos ataques, del cual durante mucho tiempo evitaron la colonización de sus tierras.
Uruguay llega con ansias y con ganas de volver a ser el mejor de América. Buscará llegar a la final en el Maracaná, estadio especial para los celestes, el domingo 7 de julio a las 17 hs y sueña con rememorar aquel Maracanazo de 1950. “Hay algo que no puede ser, y sin embargo lucha”, dice un verso de una de las tantas canciones de La Vela Puerca, banda de rock y ska más famosa de Uruguay; esa frase queda pintada para representar al fútbol charrúa.
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