El arte de reinventarse
- Nicolás La Rocca
- 23 oct 2018
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 24 jun 2019
Mucho ya pasó de aquel 30 de mayo de 2014, día en el cual el mánager de River Plate, Enzo Francescoli, anunció que un tal Marcelo Gallardo iba a ser el entrenador del Millonario, y le daba la difícil misión de cubrir el puesto vacante que había dejado Ramón Díaz semanas atrás.

Por @nicolarocca___
Desde aquel momento hasta el día de hoy, Marcelo Gallardo supo inmortalizarse en las páginas más gloriosas de River. En el glorioso ciclo del entrenador, la banda roja conquistó ocho títulos, cinco de ellos internacionales, en los que se destacan la Copa Libertadores 2015, Sudamericana 2014, Recopas 2015 y 2016, entre otros. Además de los títulos obtenidos, es destacable como en cada plazo del tiempo que estuvo supo reinventar a un plantel que se fue desarmando en cada mercado de pases. Del Barovero; Mercado, Maidana, Funes Mori, Vangioni; Sánchez, Ponzio, Rojas; Pisculichi; Mora, Teo Gutiérrez al Armani; Montiel, Maidana, Pinola, Casco; Ponzio, Palacios; Quintero, Martínez; Scocco, Borré pasaron cuatro años. En el banco de suplentes, siempre el mismo Marcelo Gallardo.
Cada espacio del campo fue siendo renovado entre refuerzos bien elegidos y jugadores de las inferiores que fueron explotando de la mano del Muñeco. Cuando él llegó, el dueño de los tres palos riverplatenses era Marcelo Barovero, arquero que llegó a River cuando regresó a Primera División y venía de ser multicampeón en el Vélez de Ricardo Gareca. Trapito le dio seguridad en el último recurso y fue clave en las obtenciones de la Sudamericana 2014 y Libertadores 2015. A mediados del 2016, Barovero se marchó y dejó un agujero en el arco millonario. Gallardo le dio la confianza a Augusto Batalla, arquero del semillero riverplatense, pero no rindió. Pronto regresó un viejo conocido como Germán Lux, pero tampoco convenció y a principios de 2018 llegó Franco Armani, multicampeón en Atlético Nacional de Medellín. Con Armani en el arco, River volvió a sentir seguridad en el arco e hizo ‘olvidar’ lo que fue Barovero. Armani fue la gran figura de River en el último lapso (clave en la Supercopa ante Boca) y llegó a la selección argentina.
En la defensa sucedió exactamente lo mismo, fue siempre reinventada, pero con una excepción: el nombre de Jonatan Maidana luce en cada once titular del ciclo Gallardo. Por esta defensa pasaron Mercado, Funes Mori, Vangioni, Mayada, Casco, Pinola, Martínez Quarta, Montiel, Lollo, entre otros. Sin embargo, el 2 fue un gran aliado en cada renovación de Gallardo. Leonardo Ponzio, el león y capitán del Muñe, es otro que se repite en cada esquema. Ponzio fue y es el corazón de River Plate y se lo vio acompañado por muchos nombres durante los años: por el medio anduvieron nombres como Carlos Sánchez, Rojas, Kranevitter, Lucho González, Nacho Fernández, Enzo Pérez, Exe Palacios en la contención, y por la rama creativa Gallardo supo incluir a Leo Pisculichi, Andrés D’alessandro, Gonzalo Martínez, Juanfer Quintero.
Tener jugadores con gol es fundamental si lo que aspirás es ser campeón. Teo Gutiérrez y Rodrigo Mora fue el primer dúo de ataque y a ambos los tuvo en su mejor momento, y en el banco esperaba Fernando Cavenaghi, hombre amado en Núñez, que cada vez que ingresaba, el 9 respondía con goles. En el medio de la Libertadores 2015, Teo se despidió y Marcelo Gallardo apostó por un juvenil de Colón de Santa Fe para su reemplazo: Lucas Alario había llegado a River. El entrenador depositó toda su confianza en su apuesta y fue titular en semifinales y finales de aquella recordada copa, y marcó goles claves para la conquista de América. Cavenaghi se despidió del Monumental y el cuerpo técnico no salió a buscar reemplazo. Mora y Alario fueron los titulares en la final del mundo ante el Barcelona de la MSN (Messi, Suárez, Neymar) y en el banco de suplentes ya se asomaba otra promesa del gallinero y de Gallardo, Sebastián Driussi. La deuda del Muñeco era conquistar algo a nivel nacional, y en el 2016 se quedó con la Copa Argentina, tras una épica final ante Rosario Central por 4-3. Aquella noche, la delantera fue Driussi-Alario, y el santafesino metió hattrick y el cuarto gol y de la épica lo hizo el uruguayo Iván Alonso, jugador veterano que fue otra apuesta de Gallardo. En el Torneo 2016/2017 River fue subcampeón de Boca Juniors y la delantera formada por Driussi y Alario estaba más que consolidada e ilusionaba con volver a conquistar la Libertadores. A mitad del 2017, ambos marcharon a Europa y le costó al Muñe que el Millo vuelva al gol. Santos Borré y Nacho Scocco llegaron a pedido expreso del DT, y sólo Scocco pudo brillar desde el primer día en La Banda.

Tras la frustrada eliminación en semifinales de la Libertadores 2017 frente a Lanús, el barco de Gallardo perdió la brújula. A pesar de haber ganado la Copa Argentina 2017 ante Atlético Tucumán, estuvo meses sin poder brillar como siempre supo hacerlo. En la pretemporada de enero de 2018, junto con Armani llegó Lucas Pratto, goleador en todo club que jugó. A River le seguía faltando el gol y los resultados no eran los mejores. Pero si sabrá de reinventarse este equipo. River necesitaba ‘ese’ partido y ‘ese’ partido fue la Supercopa 2018 ante Boca, en la que le ganó con autoridad al clásico rival por 2-0 y a partir de allí, cosechó un invicto que abundó de goleadas y de vallas invictas.
Lejos quedó aquella mancha del descenso a la B Nacional en 2011, hace apenas siete años, y que gracias al Muñeco pareciera que eso nunca hubiera sucedido. Hoy Marcelo Gallardo sigue trabajando en River y da batalla en todos los frentes, como tiene de costumbre: semifinales de Copa Argentina y Copa Libertadores y todavía no perdió en lo que va de la Superliga. La suerte indicará cuál será el destino de River en el 2018, pero el barco de Gallardo sigue en alto vuelo.
Comentários