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El arte de homenajear

  • Nicolás La Rocca
  • 8 may 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 24 jun 2019

A la hora de recibir un agasajo por parte de un grupo de personas, ya sea tu familia, amigos o una comunidad, cualquiera sentirá que hizo algo bien y usará aquel halago para aumentar su confianza sobre sí mismo. En algunos casos le es indiferente a la persona, pero lo que es innegable es que siempre habrá una reacción (explícita o implícita) por parte de la persona o por parte de algún tercero.



Manuel Ginóbili en San Antonio Spurs el día del retiro de la camiseta n°20 de la franquicia. Ídolo en la NBA.

Por @nicolarocca___


El arte del homenaje tiene grandes aristas y muchas repercusiones. La humanidad desde las primeras civilizaciones siempre necesitó venerar a un Dios o muchos, o a un rey, un filósofo. Ya desde el cristianismo, la religión que marca el Antes y Después en la línea cronológica del tiempo, se le hace culto a una estatua que tiene la figura de Jesús de Nazaret colgado en una cruz. En Grecia se respeta históricamente a Aristóteles o Platón. En el Renacimiento se produjo un gran impacto cultural, tal que la sociedad empezaba a ver como héroes o inalcanzables a artistas como William Shakespeare, Maquiavelo, Miguel Ángel, y a científicos como Leonardo Da Vinci y Nicolás Copérnico.




Plaza San Martín en Mendoza. El prócer que liberó a Latinoamérica.


Las revoluciones y los surgimientos de Estado-naciones en el continente americano marcaron la lucha contra los imperialismos dominantes de los reinos europeos durante la modernidad. Con ello, se marcó la figura del prócer, que en la actualidad son dueños de nombres de calles, avenidas, barrios, pueblos, ciudades, monumentos, estatuas y hasta también clubes. Este caso ocurre en Argentina masivamente. José de San Martín, Manuel Belgrano, Cornelio Saavedra, Honorio Pueyrredón, Justo José de Urquiza, Juan Domingo Perón, entre otros, se apropiaron de todo ello, y sin lugar a dudas en los clubes argentinos generaron un gigantesco impacto.

En los clubes surgen también los jugadores de distintas disciplinas, y dependiendo de la carrera que tengan o de la manera en cómo despliegan su técnica son menos adorados que otros. Hoy son muchos más los homenajes hacia un deportista que a un funcionario público. Manuel Ginóbili presenció la retirada de su camiseta en la NBA; en Boca, River, Vélez y demás se levantan estatuas para venerar a los más gloriosos del club, como también se le hicieron por todo el país a Diego Maradona o Lionel Messi, además de que algunos músicos les dedicaron algunas de sus canciones.



Carlos Bianchi descubriendo su estatua en Vélez Sarsfield.

Los músicos son venerados de la misma forma. Sin embargo, genralmente se los recuerda con mucho más respeto ya fallecidos. Algunos casos son los producidos a Luis Alberto Spinetta, Gustavo Cerati, Norberto Napolitano, Rodrigo Bueno, Carlos Gardel. Algunos halagan a artistas que viven, y uno de los más característicos es el que recibe Carlos Alberto Solari, que también ha manifestado públicamente tenerle fobia a las multitudes que lo halagan.


Rodrigo Bueno, cantante de cuarteto fallecido, es recordado por todo el pueblo. El cantante, que se lo ve junto a Diego Maradona, lo homenajeó en vida al 10.


El arte de homaenajear o venerar se hacen en vida o cuando el personaje dejó de existir físicamente. A cualquiera no se le produce este símbolo, implícitamente relacionado a la trascendencia. ¿Por qué algunos son en vida y otros en muerte? La respuesta sería una subjetividad falta de argumentos, pero lo que es correcto analizar es que cuando una persona recibe el amor incondicional de la sociedad y es representado en algún material su figura humana, ya sea estatua, foto, video, mural, tatuaje o cual fuere el medio, esa persona sin lugar a dudas trascendió a la eternidad del imaginario colectivo.

 
 
 

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